Esas fotos que se tiñen de amarillo y se mojan antes mis ojos.
Una historia contada por palabras ajenas.
Y aquella vez que conocí el mar.
Calles que tienen mis pisadas, y esencias que renacen con alguna mirada.
Tus besos necesarios a la hora de dormir.
Ese abrazo tibio que me llena de sensaciones que no puedo escribir.
El tope de la escritura, mis recuerdos, mis sin fin.
Mis palabras mal pronunciadas, mis caprichos de verano.
El ruido a la lluvia que resuena cuando la ciudad se duerme.
Aquella escena de película que me hizo conocer el amor.
Alguna idea delirante que deambula mis recuerdos por crear.
Y si solo soy aquella niña que crecí.
Que se tiraba en el piso gritando por un tiempo sin pasar.
Y si solo soy aquella niña que deje que sus sueños se desvanezcan en miles de palabras
Que los años pasan, que la nostalgia pesa, y que mis piernas van.
Abrazos necesarios para la hora de la merienda.
Y tus pies juntos a los míos intentando volar.Adicta a tu cuerpo, a tu historia, a la mía.
Tejiendo nuestros días con retazos de canela,
aroma a vainilla mezclada con paz.
Hermosas palabras, muy íntimas. Es un placer leerte.
ResponderEliminarTe dejo muchos abrazos.
Diego.
Qué bonito poema te salió al final; nunca pensé que hayas vivido tan complicada linda. te mando un fuerte abrazo ¿ok?
ResponderEliminaren miles de palabras.
ResponderEliminardejen rastro.
¿Y si solo soy aquella niña que crecí?
ResponderEliminarque buena pregunta y mejor texto aun, me hizo pensar...y recordad algunas cosas...
simplemente gracias
Precioso racconto. Puedo agregar que el día que conocí el mar, algo vibró muy adentro mio. Beso.
ResponderEliminarParece una canción! Qué tal cantas? Seguro mejor que de niña xD
ResponderEliminarDelicadeza poética...
ResponderEliminarSaludos desde el Mediterráneo.
Siempre seremos esa misma niña, un poquito mas creciditas. Muy lindo!!
ResponderEliminarSaludos