Auto-bio-soy

Y si desparramo los recuerdos sobre hojas manchadas.
                   Y mis años amanecen en un eterno resplandor.
Que nunca llore por mis quince.
                            Ni por amores que matan.

Que intente ser una hippie de pies descalzos y collares con símbolos de paz.
   Noches teñidas de borgoña con anécdotas imperecederas y miradas cómplices de tanto andar.
             Con amigas de siempre, de momentos, de las que se van.

Y yo  nunca compre la imagen de la familia feliz.
                 Aunque veo a mi madre disfrazada de payaso y empiezo a reír.
Esa infancia eterna, olvidada, marcada por fotos, en la piel,  por historias sin fin.
    
  Y sigo con la costumbre de cerrar los ojos y caminar hacia atrás.
Me trenzo el cabello mientras me escucho en situaciones cotidianas
               Y refuerzo mis caprichos de querer cantar.

Maldita manía de comerme las uñas, de inventar tic,
                                   de hacer chistes desprevenidos, de querer empatar.
                  Y ese intento continuo de regalar sonrisas por ahí.

Que lloro en algún momento del día. Que me pesa la ausencia.
       Y me enoja la situación de que se explique ante la cura y se calle ante la muerte.
 Y miro al cielo y me pregunto si puede ser verdad.

  Camino con esas ganas bipolares de viajar, de recorrer
                    Vida  de mochilera, con paradas en algún hotel.

Y  me enojan los príncipes azules.
           Ni hablar de aquellas historias teñidas de cupidos y costumbres.

           Juegos de rayuela, aprender a saltar.

                      Zapatitos de charol a lo mago de oz.

         

Y que los años pasan y rozan al pasar.

   Algún rock en mis pensamientos.

          Mi necesidad de tener arboles cerca de los pies.

Y de encontrarte todos los días revoloteando en mi cabeza.

               

  Advertencia: no buscar cronología, o rimas o lógica racional. Solamente son palabras que jugaron al azar!